Carácter
sádico y Lujuria.
Actitud
castigadora, violencia, venganza inmediata de quienes están instantáneamente
predispuestos a quedar igualados. Los E8 no albergan resentimientos durante
mucho tiempo.
La
persona actúa hoy día de un modo que intenta compensar su desvalimiento ante la
injusticia del trato que sufrió en la infancia. Podemos decir que tienen que tomarse la
justicia por su mano; y el poder, en nombre de la justicia.
Así
como fueron heridos entonces, se dedican a herir a los demás ahora.
La
gente E8 necesita desarrollar la ternura y su lado sensible.
Los
E8 son los más rebeldes de los eneatipos y no cree en la autoridad. La estrategia del E8 es la de no esperar nada
de nadie, se adelantan y toman lo que necesitan; hasta el punto, que si reciben
algo no lo disfrutan tanto como si lo arrebataron ellos mismos.
Los
E8, reprimiendo el miedo, desarrollan un gusto especial por el riesgo.
Un
ejemplo, para entender la situación psicológica sería el violador, a quien no
le satisface que le den amor, eso le hace sentirse débil, y recibe el afecto
como debilidad del otro. Siente más
placer tomándolo por la fuerza porque eso le hace sentir placer.
(El
violador usado como metáfora, algunos violadores pertenecen a este tipo,
probablemente la mayoría, pero no todos, por supuesto.)
El
E8 puede ser tremendamente sádico. Como
respuesta a una situación infantil, ha aprendido a agarrar lo suyo, aunque sea
a costa del sufrimiento de otra persona.
Se
han acostumbrado a que su propia satisfacción implique la frustración de otros,
y este dolor ha acabado convirtiéndose en un placer sádico.
Parte
de ese placer es sentir el dolor de la otra persona, que para el E8 es un signo
de poder, una afirmación y un sustituto del amor (“pruébame tu amor
aguantándome”)
El
E8 es lujurioso porque su “yo quiero” se expresa en gran medida a través del
sexo, ya que están en contacto con sus deseos, no aceptan los límites
convencionales e invalidan la voz de la autoridad convencional.
Los
E8 tienen una manera de hablar directa y dicen sin tapujos lo que piensan. Pueden parecer más sanos que los demás, pero
eso es solo una apariencia, porque su neurosis es como el negativo del modelo
más común de inhibición y culpa frente al sexo y la agresión. El hecho es que no son mejores ni peores,
simplemente distintos. Parece que no
evitan nada, que no escapan, y eso nos da la impresión de fuerza; pero su
debilidad es no tolerar la insatisfacción.
Tienen que obtener satisfacción a cualquier precio, y de ahí su pasión
por la intensidad: quieren más, más y más.
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