lunes


Resúmenes del libro “Autoconocimiento transformador”
Dr. Claudio Naranjo


De acuerdo a las observaciones que el doctor Claudio Naranjo hace, tu puedes descubrir mucho de ti mismo y profundizar en tu personalidad leyendo las descripciones de los nueve eneatipos.    Seguramente te sentiras más identificado con uno de ellos por lo que encontrarás una pauta orientadora.  (Ingresa por las etiquetas que encuentras a la derecha del blog.)

El libro contiene nueve apartados, cada uno de los cuales presenta una estructura triple semejante:
1.  Introducción al eneatipo.
2.  Informe comentado sobre un caso extraído de la literatura.
3. Transcripción de una sesión ilustrativa de terapia gestalt centrada en el carácter.

En este blog he buscado realizar un resumen libre de la introducción a cada eneatipo, con el fin de colaborar en la búsqueda de si mismo que cada uno puede hacer a través de la lectura atenta.

Al final de la introducción a este libro, el doctor Claudio Naranjo dice:  
“Ojalá que esta contribución a una terapia que tenga en cuenta los estilos egoicos sea un fermento en las vidas de quienes se trabajan a sí mismos y en la actividad de quienes ayudan a otros en este mundo turbulento, tan críticamente necesitado de individuos  transformados.”

El doctor Claudio Naranjo (Valparaíso, Chile, 1932) lleva cuarenta años desarrollando la sabiduría del eneagrama y ha creado la psicología de los eneatipos.   Como discípulo y sucesor de Fritz Perls, se ha convertido en referente mundial de terapia Gestalt.  Profesor en Berkeley, se le considera un pionero de la psicología transpersonal y un integrador entre psicoterapia y espiritualidad.


Eneatipo 1

      
Personalidad perfeccionista y obsesiva. 

Formalidad y refinamiento, interés por la autoridad. Preocupación por la corrección verbal (buena dicción y empleo apropiado de las palabras).  Alguien que pesa todas y cada una de sus palabras es también alguien que pesa todas y cada una de sus acciones y, por tanto, se comporta de un modo absolutamente perfecto.

El E1 es alguien que ha sufrido fuertes exigencias en el desarrollo de su infancia y, por tanto, se caracteriza por una seriedad compulsiva.
Como no todo el mundo se muestra tan responsable y con tanto respeto por las normas, este tipo de persona no puede dejar de sentir que es víctima de una injusticia, al llevar una carga superior o realizar esfuerzos mayores que los otros.  El resentimiento está en la raíz de su tendencia a la crítica en general, así como en su superioridad competitiva: por mucho que se critique a sí mismo, aún critica mucho más al resto del mundo, lo que le lleva a una relativa sensación de ejemplaridad.  Esta superioridad aparenta ser muy natural, pues a los demás no les da la impresión de prepotencia arrogante, sino, más bien, de un sentimiento de dignidad personal.  “Una persona de carácter”.
El E1 es de carácter social.  Aunque exista ira, esta es colocada al servicio de lo social, es decir, de cómo deberían ser las cosas.  El sentido del deber es muy fuerte.

La ira es un tabú para este carácter, los E1 tienen grandes problemas para expresarla, por mucho resentimiento que alberguen, a no ser que esté justificada como “justa indignación”.

Generalmente los E1 son personas que disfrutan luchando por las buenas causas.  Sin embargo, sería un error creer que la causa es lo que los lleva a luchar.  De hecho, es al revés: su agresividad necesita una buena causa para sentirse justificada.

Existe también un alto nivel de exigencia para con los demás.  Una de las dinámicas inconscientes de estas personas es el uso de la crítica como medio indirecto para efectuar exigencias.  La exigencia es crítica orientada hacia la acción.
Así por ejemplo, en lugar de decir “yo quiero”, suelen decir “tú debes”.  No se responsabilizan de sus propios deseos ni son conscientes de ellos.

En un nivel consciente, estas personas aparecen ante ellas mismas como carentes de interés propio o egoísmo, incluso puede convencer de ello a los demás, a pesar de darles órdenes y controlar las situaciones.  Sin duda, la virtuosa ausencia de interés propio se convierte en pasaporte al poder, o sea, en una estrategia.

Eneatipo 2


Orgullo, personalidad histriónica.

El orgullo no es siempre una pasión tan visible, y el egocentrismo puede quedar muy bien encubierto por la generosidad.
El concepto que la persona orgullosa tiene de sí misma le permite sentirse buena, plena de sí, como si tuviera más que suficiente.  Puede incluir también la convicción de tener mucho que dar, de que su mera compañía es un don para los demás.

Este es un carácter eminentemente femenino y, asimismo, más común en mujeres.
No percibe que su generosidad proviene de su necesidad de dar y de cuánto necesita recibir.  Lo más habitual es que logre ser necesitada, puesto que así se confirma como persona.

Las personas E2 son “ayudadores” pero la “ayuda” se traduce como “apoyo emocional” y, en conjunto, se puede entender más esta personalidad como “amorosa” que como “ayudadora”.

El papel de seducir y la pasión por atraer pueden llevar a algunos de ellos a adoptar un estilo infantil obediente pero díscolo.

La mayoría de los E2 son a la vez tiernos y agresivos, e incluso     hábiles para montar escenas.  El lema “haz el amor y la guerra” sería apropiado para su estilo: un híbrido de Venus y Marte.

El orgullo del E2 no suele ser del tipo que deriva de la satisfacción primaria de destacar sobre los otros de forma competitiva.  Se satisface, más bien, por el amor.  La seducción ha sido desarrollada con el objetivo de ser amados. Al hablar de seducción no me refiero solo a erotismo, sino, más bien, a la apariencia de poder ofrecer más de lo que realmente disponen.  Lo reflejan muy bien aquellas promesas que brindan mucho más de lo que realmente van a proporcionar.  “Estaré a tu lado” o “te amaré el resto de mi vida” podrían ser frases típicas de una persona E2, pero estos votos dramáticos y en general conmovedores no necesariamente se cumplen.
En el E2 destaca el falso amor, presente tanto en la autocomplacencia narcisista como en la benevolencia seductora  que se dedica a los demás. 

Los casos más problemáticos del E2  se diagnostican hoy en día como pertenecientes a la “personalidad histriónica”, que se describe como teatral, impulsiva, insistente, variable, voluble, deseosa de novedades e inconsecuente.  Hay algo excesivo en la expresión de la persona E2, sea tierna o agresiva, en su entusiasmo tan arrebatador, en sus arranques de mal genio tan manipuladores…  Se trata de dar una falsa imagen para lograr un propósito, de poner en juego una emoción para conseguir un efecto.  
A pesar de lo directos que son y de la impresión de veracidad indiscutible que producen, estos individuos atienden a las normas menos que la mayoría de personas y pueden haber adquirido el hábito de mentir ya desde la niñez.

Las personas E2 no aceptan las restricciones con facilidad y pueden ser invasoras, al no respetar tampoco los límites de los otros.
Los E2 se rebelan contra la corrección, la puntualidad, el orden y lo previsible. Detestan la rutina y las cosas corrientes.  “Mujeres fatales”

Los E2 tienden a vivir en el presente, pero no se trata de un sano centramiento en el ahora.  La mayoría de nosotros necesitamos aprender a vivir más en el presente y no tanto en el pasado o en el futuro, pero para los E2 el presente es un subterfugio: viven en él porque no quieren pensar en las consecuencias futuras de sus acciones ni recordar los compromisos del ayer.