Carácter
vanidoso centrado en la apariencia. Impulso
de lograr metas y orientación activa. Orientación
mercantilista de la personalidad.
Pasión
por el cultivo de una buena imagen. Consiste en una motivación de brillar, de
llamar la atención, sea desarrollando el atractivo sexual o alcanzando logros y
éxitos.
De
mismo modo que de niños atrajeron la atención de sus padres, de adultos se
esfuerzan por destacar ante el mundo.
Como
se esfuerzan tanto en alcanzar un nivel de resultados deslumbrante, invierten
gran cantidad de energía en ir de aquí para allá, en hacer un sinfín de cosas;
en contraposición, les resulta difícil estar consigo mismos. Han de permanecer haciendo algo para llenar
el tiempo y no se conceden tiempo para estar con ellos mismos.
Otro
aspecto del E3 es la brillantez social, que resulta clave para su ascenso en la
escala social.
Las
personas E3 reconocen su inseguridad, pero también saben disfrazarla y dar la
impresión de autoconfianza.
Las
personas E3 son gente activa y de cumplimiento impecable, así como buenos
organizadores. (Ronald Reagan ilustra al
E3 y a la importancia que tiene en política mantener las apariencias.)
Además
del ámbito político y de los negocios, los E3 sobresalen también en el mundo
del espectáculo, puesto que disponen de un gran talento para la actuación y
aprecian el mostrarse y ser aplaudidos. (Marilyn Monroe y las “diosas sexuales”)
Vista
desde afuera, la superficialidad del E3 es fácilmente perceptible. Se aprecia simulación y parece existir una
especie de “cualidad plástica”, como una fachada sin profundidad. La apariencia mantiene ocupada la superficie
de la persona, que, al esta tan pendiente de la perfección formal y de lo que
los demás aprueban o desaprueban, pierde contacto con su propia hondura.
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