Orgullo,
personalidad histriónica.
El
orgullo no es siempre una pasión tan visible, y el egocentrismo puede quedar
muy bien encubierto por la generosidad.
El
concepto que la persona orgullosa tiene de sí misma le permite sentirse buena,
plena de sí, como si tuviera más que suficiente. Puede incluir también la convicción de tener
mucho que dar, de que su mera compañía es un don para los demás.
Este
es un carácter eminentemente femenino y, asimismo, más común en mujeres.
No
percibe que su generosidad proviene de su necesidad de dar y de cuánto necesita
recibir. Lo más habitual es que logre
ser necesitada, puesto que así se confirma como persona.
Las
personas E2 son “ayudadores” pero la “ayuda” se traduce como “apoyo emocional”
y, en conjunto, se puede entender más esta personalidad como “amorosa” que como
“ayudadora”.
El
papel de seducir y la pasión por atraer pueden llevar a algunos de ellos a
adoptar un estilo infantil obediente pero díscolo.
La mayoría de los E2 son a la vez tiernos y agresivos,
e incluso hábiles para montar
escenas. El lema “haz el amor y la
guerra” sería apropiado para su estilo: un híbrido de Venus y Marte.
El
orgullo del E2 no suele ser del tipo que deriva de la satisfacción primaria de
destacar sobre los otros de forma competitiva.
Se satisface, más bien, por el amor.
La seducción ha sido desarrollada con el objetivo de ser amados. Al
hablar de seducción no me refiero solo a erotismo, sino, más bien, a la
apariencia de poder ofrecer más de lo que realmente disponen. Lo reflejan muy bien aquellas promesas que
brindan mucho más de lo que realmente van a proporcionar. “Estaré a tu lado” o “te amaré el resto de mi
vida” podrían ser frases típicas de una persona E2, pero estos votos dramáticos
y en general conmovedores no necesariamente se cumplen.
En
el E2 destaca el falso amor, presente tanto en la autocomplacencia narcisista
como en la benevolencia seductora que se
dedica a los demás.
Los
casos más problemáticos del E2 se
diagnostican hoy en día como pertenecientes a la “personalidad histriónica”,
que se describe como teatral, impulsiva, insistente, variable, voluble, deseosa
de novedades e inconsecuente. Hay algo
excesivo en la expresión de la persona E2, sea tierna o agresiva, en su
entusiasmo tan arrebatador, en sus arranques de mal genio tan
manipuladores… Se trata de dar una falsa
imagen para lograr un propósito, de poner en juego una emoción para conseguir
un efecto.
A
pesar de lo directos que son y de la impresión de veracidad indiscutible que
producen, estos individuos atienden a las normas menos que la mayoría de personas
y pueden haber adquirido el hábito de mentir ya desde la niñez.
Las
personas E2 no aceptan las restricciones con facilidad y pueden ser invasoras,
al no respetar tampoco los límites de los otros.
Los
E2 se rebelan contra la corrección, la puntualidad, el orden y lo previsible.
Detestan la rutina y las cosas corrientes.
“Mujeres fatales”
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