lunes

Eneatipo 1

      
Personalidad perfeccionista y obsesiva. 

Formalidad y refinamiento, interés por la autoridad. Preocupación por la corrección verbal (buena dicción y empleo apropiado de las palabras).  Alguien que pesa todas y cada una de sus palabras es también alguien que pesa todas y cada una de sus acciones y, por tanto, se comporta de un modo absolutamente perfecto.

El E1 es alguien que ha sufrido fuertes exigencias en el desarrollo de su infancia y, por tanto, se caracteriza por una seriedad compulsiva.
Como no todo el mundo se muestra tan responsable y con tanto respeto por las normas, este tipo de persona no puede dejar de sentir que es víctima de una injusticia, al llevar una carga superior o realizar esfuerzos mayores que los otros.  El resentimiento está en la raíz de su tendencia a la crítica en general, así como en su superioridad competitiva: por mucho que se critique a sí mismo, aún critica mucho más al resto del mundo, lo que le lleva a una relativa sensación de ejemplaridad.  Esta superioridad aparenta ser muy natural, pues a los demás no les da la impresión de prepotencia arrogante, sino, más bien, de un sentimiento de dignidad personal.  “Una persona de carácter”.
El E1 es de carácter social.  Aunque exista ira, esta es colocada al servicio de lo social, es decir, de cómo deberían ser las cosas.  El sentido del deber es muy fuerte.

La ira es un tabú para este carácter, los E1 tienen grandes problemas para expresarla, por mucho resentimiento que alberguen, a no ser que esté justificada como “justa indignación”.

Generalmente los E1 son personas que disfrutan luchando por las buenas causas.  Sin embargo, sería un error creer que la causa es lo que los lleva a luchar.  De hecho, es al revés: su agresividad necesita una buena causa para sentirse justificada.

Existe también un alto nivel de exigencia para con los demás.  Una de las dinámicas inconscientes de estas personas es el uso de la crítica como medio indirecto para efectuar exigencias.  La exigencia es crítica orientada hacia la acción.
Así por ejemplo, en lugar de decir “yo quiero”, suelen decir “tú debes”.  No se responsabilizan de sus propios deseos ni son conscientes de ellos.

En un nivel consciente, estas personas aparecen ante ellas mismas como carentes de interés propio o egoísmo, incluso puede convencer de ello a los demás, a pesar de darles órdenes y controlar las situaciones.  Sin duda, la virtuosa ausencia de interés propio se convierte en pasaporte al poder, o sea, en una estrategia.

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